Este medio de prensa –honrado por la atención y preferencia de sus lectores- siente que no ha arado en el desierto cuando –en relación al tema de la injerencia de las ONG ideologizadas en asuntos soberanos– hace más de un lustro advirtió acerca de la seria deformación del desenvolvimiento de ellas sobre las políticas de gobierno y de Estado, a causa de la intromisión que practican esas poderosas asociaciones. Hoy el canciller del Perú afirma, reconoce y denuncia que hay ONGs en campaña contra el país.
Es más, su apreciación no es aislada ya que el propio presidente de la República ha reiterado que existe una “conspiración internacional”, desde varios frentes, siendo el principal de ellos la batalla de los organismos no gubernamentales (politizados) bajo el disfraz de promover los derechos humanos y la defensa del medio ambiente.
Para nadie es un secreto que hay ONGs y ONGs. Es decir, existen aquellas que desarrollan sus actividades con seriedad y buena fe. Por no generalizamos y siempre distinguimos a aquellas que rechazamos llamándolas ONG politizadas, ideologizadas, etc. En otras palabras, recusamos a aquellas organizaciones nacionales e internacionales cuyos directivos son negociantes crematísticos o ideológicos de los derechos humanos y de la defensa de la ecología. Este deslinde es pues necesario y siempre lo tenemos presente, identificando a aquellos ciudadanos que ayer nomás eran dirigentes de partidos marxistas totalitarios –que entonces luchaban por destruir la “sociedad burguesa” y el “sistema capitalista”– y que solo hoy han cambiado de método para lograr sus mismos objetivos.
No obstante, reconforta saber que las autoridades peruanas ya no están dispuestas a caer en la ingenuidad, como lo hicieron el presidente transitorio Valentín Paniaga y el economista Alejandro Toledo cuando les tocó desempeñar el mando supremo del Estado. Al respecto, para darnos cuenta que hace tiempo era menester que el Perú sepa visualizar dónde está y cómo se manifiesta el doble estándar de los dueños de aquellas ONG, basta mencionar en el tema de los derechos humanos la persecución judicial indiscriminada y muchas veces abusiva que se hizo a los militares y policías del Perú como consecuencia de la candidez de esos dos gobernantes. Complace saber ahora que el jefe de Estado, el canciller y los embajadores peruanos en el exterior –reunidos en Lima– han decidido enfrentar las campañas de injerencia y desinformación que de diversas ONG dentro y fuera del país.
El gesto gubernamental es positivo pero no suficiente, puesto que no solo se trata de defender al Perú sino también a la democracia. Y como actualmente Latinoamérica se ha convertido en el escenario preferido de las ONG y de las facciones radicales chavistas –allí están los recientes sucesos de Honduras-, resulta indispensable proponer que –a la par del cónclave de los embajadores– sean los propios actores sociales, en especial los partidos políticos liberales del continente, los que establezcan agendas para propender la vigencia de la democracia –y la preeminencia de los partidos políticos como ejes de la sociedad–, denunciando también las tretas de la “coordinadora bolivariana” para perpetuar en el poder a políticos autoritarios y demagogos comprados con barriles de petróleo. En suma, así como existe en el Perú una coordinadora chavista y una campaña antiperuana de muchas ONG, pues entonces que los partidos políticos peruanos trabajen proactivamente para rechazar ambas intromisiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario