El jefe de Estado anunció que el viernes de esta semana presentará al nuevo presidente del Consejo de Ministros. De cumplirse esta información, estamos en la víspera de la salida del Ejecutivo de Yehude Simon Munaro. Más que hacer un balance de su gestión, preferimos evaluar el contexto en el que le tocará desenvolverse a quien ocupe el despacho de la PCM. En primer lugar, no debe ser premier quien se maneje en medio del cálculo electoral. Los ciudadanos tienen todo el derecho a proyectar su candidatura presidencial para el 2011; pero si quien conducirá la PCM llevara ese perfil, no tendrá el camino despejado para enfrentar la problemática del país, peor cuando ésta se agrava por conflictos sociales politizados, muchos de éstos impulsados por la maña chavista. No olvidemos que el cariz pre-electoral lo tuvo tanto el ex premier Jorge del Castillo, como el saliente Yehude Simon. Pero en ese puesto no se debe estar con Dios y con el diablo. Es imposible ejercer el mando sólo pensando en asumir el activo de una administración, tratando de evitar el pasivo. Es decir, mirando al corto plazo que descuida la solución de los problemas. Este temperamento errático daña la gobernabilidad y al final no endosa el aplauso esperado por el candidato en ciernes. Sucedió con ambos personajes que pasaron por la jefatura del Gabinete, cuyas actuaciones efectistas acabaron chamuscándolos, tanto como al propio gobierno.
En segundo término, la nueva cabeza de la PCM necesita predicar con el ejemplo, y ser el primero en cumplir y hacer cumplir la Constitución y la ley. Está bien el diálogo siempre que éste no se produzca con una pistola en la cabeza de la autoridad. Lamentablemente tanto el doctor Del Castillo como el premier Simon prometieron no dialogar en situaciones de fuerza; sin embargo en la práctica claudicaron y la calle les presionó desautorizándolos muchas veces. Esas señales de debilidad y desconcierto, en el seno del Estado, han instituido ahora el uso y abuso de las llamadas “mesas de diálogo”, cenáculos inviables que cuentan con la presencia de aquellas cúpulas intransigentes que organizan a los llamados “Frentes de Defensa”, verdaderos antros de azuzadores salvajes que engañan a las masas poco informadas, poniéndolas como carne de cañón en las carreteras. Internacionalmente hablando esas seudodirigencias le han infligido un golpe moral al gobierno, acusándolo de abusivo y hasta de genocida. En consecuencia, el nuevo premier necesita contar con una estrategia efectiva para restituir el principio de autoridad.
En tercer lugar, se habla que el nuevo premier debe representar a una ancha base de la opinión pública. Y se discute también los pro y contra de su pertenencia al APRA, mientras se privilegia una trayectoria técnica favorable. Sin embargo, por encima de ambas ponderaciones, el nuevo titular de la PCM necesita basar su liderazgo –tanto al interior como al exterior del Gabinete– en la coherencia. Solo así podrá evitar peligrosos desencuentros con el Legislativo o con los gobiernos regionales y locales. Recordemos que el fatal “Baguazo” se debió en buena medida a la congénita falta de comunicación entre los poderes del Estado. Pero no pensamos en forma monocorde, pues la política es dinámica. Por ello concluimos en que lo más importante en el perfil del próximo primer ministro será en primer lugar su congruencia, luego su temperamento, y sin duda su idoneidad para enfrentar objetiva, inteligentemente los problemas nacionales.
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